Como cuidar las perlas

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¿CÓMO CONSERVAR LAS PERLAS?

Las perlas deben conservarse a temperatura constante. Una elevada temperatura podría cambiar su tonalidad, perdiendo su color original, brillo y luminosidad.

El nácar de las perlas al ser un material poroso, absorbe cualquier producto químico como lacas, perfumes, maquillajes, cremas, cloro de las piscinas, etc. Incluso puede verse afectado por el ph de la sudoración corporal, al liberarse un fluído ácido compuesto de agua, cloruro sódico, urea y ácido úrico.

Todo ello hace que las perlas vayan perdiendo su lustre (brillo de la perla) y que adopten un color crema tostado. Cuando esto ocurre, se dice que “se mueren las perlas”, si bien sólo es un dicho, pues no hay que olvidar que las perlas no tienen vida.

Por otra parte, al ser la superficie de las perlas brillante y el nácar frágil,  tenemos que evitar arañarlas con el roce de otros metales, lo que sin duda las dañaría. Así, debemos aislarlas de otras joyas para que no pierdan el brillo que las hace tan atractivas y seductoras, y que tanta luminosidad aporta al rostro de quien las luce.

¿CÓMO SE PUEDEN LIMPIAR?

Simplemente hay que pasarles una gamuza seca.

Con este gesto se las libera de los aceites corporales y de los posibles restos de maquillaje, consiguiendo a su vez un efecto de pulido.

Hay quien piensa que meterlas en agua de mar es beneficioso, si bien ante una perla deteriorada por un mal uso, no hay manera de recuperar su color y brillo originales. Por otro lado, si es un collar anudado, el hilo de éste al contacto con el agua hace que se deteriore antes de tiempo. En el caso de pendientes o anillos con perlas, al estar pegadas a las monturas con pegamentos, el agua de mar hace que pierdan su efectividad, acelerándose el proceso de despegue, con el consiguiente riesgo de pérdida.

Las perlas son consideradas “las lágrimas del mar”, en el sentido poético, no en el literal. Así que no hay ninguna base para considerar de mal agüero para una novia, sino que por el contrario contribuyen a realzar su belleza. De hecho, en muchas culturas milenarias simbolizan la suerte y la abundancia.

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